Viajemos hasta el sureste de los Estados Unidos de América para situarnos frente a la ancestral cordillera de los Apalaches. Estas montañas que recorren el este del continente albergan numerosos parques nacionales, lugares envueltos en la bruma del tiempo, en las leyendas tanto de los pueblos nativos como de los colonos que les usurparon sus tierras. Pero sin duda, ninguno como el que será protagonista del primer Dosier Especial del blog.
El Parque Nacional Smokey Mountains se enclava en la frontera entre los estados de Carolina del Norte y Tennesse. Extensos y densos bosques cubren las montañas, que pocos días al año se libran de una espesa niebla que vista desde lejos hace pensar en un denso humo que envuelve las cimas de los montes. De ahí viene el nombre que desde hace siglos se le ha dado al lugar. En el parque, la naturaleza es la reina y se muestra en todo su esplendor, acogiendo en su seno una innumerable plétora de plantas y animales salvajes.
La región, habitada desde mucho antes de que los europeos llegaran a Norteamérica, es también el hogar de muchas leyendas del pueblo Cherokee, que la consideran sagrada. Entre sus bosques habitan espíritus y criaturas míticas como el Waya, un lobo que puede transformarse en humano. El parque ha sido históricamente un lugar usado por el pueblo Cherokee para realizar ceremonias y rituales, reforzando así el carácter sagrado de la zona.
Además del folclore de pueblos ancestrales, en las Smokey Mountains también encontramos leyendas más actuales y es que en la zona se han reportado avistamientos de extrañas luces que podrían ser fenómenos naturales aún sin explicar o estar quizás relacionadas con esos atávicos relatos que tienen a las montañas humeantes como escenario principal.
Los densos bosques que alfombran las montañas están además repletos de antiguos senderos usados tanto por los pueblos nativos como por los colonos y que también, por supuesto, están trufados de misterios y leyendas.
Todos estos atractivos han convertido al Parque Nacional Smokey Mountains en el más visitado de los Estados Unidos, recibiendo aproximadamente unos 12 millones de visitantes al año. Aunque hay zonas escarpadas, de difícil acceso e incluso aisladas, la gran mayoría de ellos disfrutan de su estancia en el parque, de sus paisajes y famosos senderos y vuelven a sus hogares sanos y salvos. Algunos, sin embargo, tienen problemas, se desorientan y se pierden, aunque la mayoría son encontrados por los equipos de búsqueda con los que cuenta el parque.
De estas desapariciones, no obstante, hay un porcentaje pequeño que permanecen sin resolver y cuyas circunstancias son tan enigmáticas que merece sin duda hablar de ellas en el blog.
Trenny Lynn Gibson
La chica de 16 años estaba de excursión en las Smokey Mountains el 8 de octubre de 1976 junto con otros 40 compañeros de colegio. Los estudiantes recorrían el trayecto hasta Abdrew's Bald separados en pequeños grupos. Trenny iba cambiando de grupo según sus preferencias y su ritmo de caminata. La chica fue vista por última vez a las 15 horas cerca de Clingman's Dome, un sendero moderadamente empinado bordeado por fuertes desniveles y maleza densa.
Nadie se dio cuenta de la desaparición de Trenny hasta que llegaron al autobús e hicieron recuento. Para cuando se activó el protocolo de búsqueda poco se sabía de lo que había podido pasar con la chica.
El dispositivo que se puso manos a la obra para encontrar a Trenny estuvo activo hasta octubre, aunque todo fue en vano pues no fue posible encontrar nada que diese alguna pista de su paradero. Como va a ser constante en este dosier especial, las condiciones meteorológicas, dominadas por un intenso frío, acompañado por viento y lluvia, dificultaron enormemente las labores de búsqueda. Aun así, los perros de rastreo consiguieron seguir el rastro de Trenny hasta una carretera, pero allí volvieron a perderlo.
Que el rastro se perdiera en la carretera hizo pensar en un secuestro, pero ¿Quién podría estar justo en esa zona del parque para secuestrar a una niña de forma aleatoria cuando estaban rodeados de otros muchos excursionistas?
Además del secuestro, se habló de una huida voluntaria, pero los 1,000$ que Trenny tenía en su cuenta estaban sin tocar y su bolso, maquillaje, ropas y dinero en metálico se habían quedado en casa.
Tiempo después de la desaparición, los padres de Trenny hablan a la policía sobre un incidente ocurrido en octubre de 1975 cuyo protagonista fue Kelvin Bowman, un chico que asistía al mismo instituto que su hija. Ese mes, Kelvin, se había colado en la casa de los Gibson y la madre de Trenny había disparado contra él en un pie. Por esto el joven fue condenado a pasar dos años internado en un correccional. Al escuchar la sentencia, Kelvin, fuera de si, había amenazado a gritos con vengarse de Trenny. Tras buscar alguna posible explicación de este comportamiento no he encontrar qué habría llevado a Kelvin a odiar de esa manera a la joven. Sea como fuere el chico cumplió sólo seis meses de su condena y para cuando Trenny desapareció estaba ya en la calle, lo que le hizo estar en el foco de la investigación. No obstante, el director del instituto aseguró que Kelvin estaba en clase ese día y no en la excursión.
Tras todos estos años, y como se denunció desde un principio, lo único que queda claro de este caso es que un solo profesor para controlar a cuarenta alumnos, como ocurrió aquel día de 1974 era a todas luces insuficiente y probablemente una de las causas principales de que Trenny desapareciera.
Thelma Pauline Melton
La siguiente desaparición de difícil explicación ocurrida en las Smokey Mountains ocurrió el 25 de septiembre de 1981. Ese día Thelma Pauline Melton de 58 años estaba de excursión cerca del campamento de Deep Creek con dos amigos, mientras su marido se quedaba en la caravana. Todo iba bien y los tres disfrutaban de una de sus habituales acampadas en el parque cuando la mujer aceleró ligeramente la marcha adelantándose a sus dos compañeros de viaje. Estos la vieron subir una pequeña colina y desaparecer tras ella. Para cuando llegaron ellos mismos a lo alto de la ligera inclinación que hacía el camino, no había ni rastro de Pauline. Parecía que se hubiera volatilizado. Sus amigos dedujeron que de alguna manera había decidido volver a la caravana, pero al llegar allí, la mujer no estaba y su marido no la había visto desde que se fuera con ellos.
Dos horas después se activó el dispositivo de búsqueda, pero no se pudo hacer nada para encontrar a la mujer. Ni siquiera había señales de que nadie hubiera salido del sendero por el que transitaban.
Pauline conocía bien el camino pues lo había recorrido varias veces. La idea de que se hubiera perdido parecía improbable. Se especuló con la idea del suicidio pues la mujer estaba pasando una mala racha tras la muerte de su madre, aunque los que la conocían bien descartaron tendencias suicidas en ella.
Lo único que llevaba encima Pauline cuando desapareció eran sus cigarrillos. Ni dinero en efectivo, ni su medicación, que además la impedía conducir por prescripción médica.
Si bien todo parecía normal durante el día de su desaparición, su supervisor del banco de alimentos en el que trabajaba de voluntaria dijo que el día anterior, y en contra de lo que era habitual, Pauline había renunciado a ir ese día por razones sin esclarecer. También le llamó la atención al supervisor que la mujer, que nunca había usado antes el teléfono del centro, había llamado a un tercero sin identificar días antes de su desvanecimiento.
Entre las cosas que su marido echó en falta de la caravana en la que viajaban estaba un bote de valium a su nombre. ¿Se habría llevado Pauline el bote con ella o por el contrario se tomó todas las pastillas y buscó un lugar alejado y tranquilo en el que morir en paz?
La hipótesis de la aventura extra matrimonial fue lanzada por el ministro de la iglesia que Pauline frecuentaba, pero fue incapaz de dar pruebas de ello. ¿Habría podido fugarse la mujer con su amante que la estaba esperando en el sendero? Cabe destacar que la condición física de Pauline no era la mejor, pues fumaba, tenía sobrepeso e hipertensión. ¿Fueron capaces ella y su amante de huir tan rápido que los amigos de Pauline no los vieran?
¿Cómo explicar la aparición en el área de un cheque a su nombre años después? ¿Pudo Pauline haber estado activa desde que desapareció? ¿Lo hizo de forma voluntaria?
Como siempre, muchas preguntas y ninguna respuesta concluyente.
Michael Hearon
En agosto de 2008 Michael se despidió de su familia y salió de casa con su todo terreno. Cuando llegó la hora acordada para su regreso y aún no estaba en casa, su familia se preocupó y denunció su desaparición. Se activó entonces un dispositivo de búsqueda gracias al cual se encontró su vehículo en el claro de un bosque con el motor aún en marcha.
En la zona de alrededor del vehículo no había ningún tipo de huella, pista o cambio en la maleza que pudiera indicar hacía donde se había dirigido el hombre de 51 años. Los perros policiales fueron además incapaces de encontrar su rastro.
Aparte de por su vehículo parecía que Michael jamás había estado allí.
Cientos de voluntarios peinaron a conciencia los alrededores obteniendo el mismo resultado: nada.
Una vez más, las traicioneras condiciones climáticas de las Smokey Mountains no ayudaron a los buscadores pues una fuerte tormenta destruyó los posibles y escasos rastros que pudieran quedar del Michael o de su paradero.
Christopher Lee Cessna
La desaparición de este hombre de 45 años fue denunciada por su familia el 27 de abril de 2011. Al principio nadie sospechaba que Christopher pudiera estar en el parque, pues no había comunicado a sus allegados a donde se dirigía. Por esto, los Rangers del parque no fueron informados del caso y no buscaron al hombre.
No fue hasta unos días después que en una patrulla rutinaria los oficiales del parque encontraron un Audi en una zona de aparcamiento de Newfound Gap. Al comprobar la matrícula se descubrió que pertenecía a Christopher y que había abierta una investigación de desaparición a su nombre. Desafortunadamente jamás se encontró nada que pudiera llevar a saber qué había sido de él.
Este es el único caso que parece de nuestro dosier especial tener una explicación más clara pues los que conocían a Christopher informaron de que este sufría depresión y que lo más probable es que tuviera pensamientos suicidas. Para reforzar esta teoría, la pistola que poseía no pudo ser encontrada.
Derek Lueking
Cuando el 15 marzo de 2012 Derek faltó a su trabajo sin dar explicaciones, sus compañeros de trabajo se pusieron en contacto con sus padres y estos denunciaron su desaparición. El nativo de Virginia de 24 años había sido visto por última vez en las cámaras de un Motel en Cherokee, Carolina del Norte, a las cuatro de la mañana del 17 de marzo. Cuatro horas después se encontró su coche aparcado en la zona de aparcamiento de Newfound Gap, pero no había rastro del joven ni había sido visto por nadie en el parque. En el parabrisas una nota decía: “No me sigáis”.
Derek, fanático de programas de televisión en los que expertos sobreviven en la naturaleza con lo mínimo, se había preparado bien para la excursión: mapas de la zona, tienda de campaña, saco de dormir y herramientas de supervivencia. ¿El problema? Por alguna razón difícil de explicar, el joven había dejado todo esto en su coche (incluida su cartera y algo de dinero) con la supuesta intención de explorar los profundos bosques de las Smokey Mountains.
La búsqueda, en la que tomaron parte sesenta personas y tres equipos con perros, cubrió unos 112 kilómetros de caminos alrededor de la zona de aparcamiento. Se registraron además lugares fuera de los senderos por si Derek había decidido elevar su aventura hacia zonas menos exploradas, pero todos los esfuerzos fueron inútiles.
Derek, un ávido campista según su familia, seguramente tenía la intención de pasar un tiempo a solas en la naturaleza y quizás poner a prueba sus conocimientos en supervivencia, pero la situación le superó acabando con su vida. La pregunta que queda después de esta hipótesis es qué paso con sus restos mortales, cómo es posible que nada se halla encontrado relacionado con el joven. Al hilo de estas cuestiones, hay que hablar del hallazgo meses después de la desaparición de Derek de una mochila y unos fragmentos de hueso en el parque en la zona de búsqueda que hicieron sonar las alarmas de familiares e investigadores. Al ser analizados los restos fueron identificados como los de Giovanni Cocchini, otro joven de 23 años desaparecido en las Smokey Mountains el 18 de marzo de 2012.
Se habló también en este caso del suicidio, pero parece poco probable pues ¿Quién se va a gastar ese dinero en artículos de acampada y supervivencia si su intención es quitarse la vida?
No debemos pasar por alto la inquietante duda que planea sobre este caso, que unido al de Giovanni, hace que dos jóvenes de edades parecidas desaparecieran en fechas similares en el mismo lugar. ¿Y si la desaparición de Derek fue forzada y la nota que se encontró en el parabrisas de su coche solo un intento de distraer a los investigadores? Una teoría sin duda demasiado macabra, pero difícil de ignorar.
Si bien los padres de Derek no pierden la esperanza, desde la desaparición del joven hasta la actualidad ninguna pista ha sido recuperada.
Dennis Lloyd Martin
Para el último caso de este dosier especial debemos viajar en el tiempo, concretamente hasta junio de 1969, lo que convierte a este caso en el más antiguo del artículo, pero por sus numerosos interrogantes merece sin duda estudiarlo en más profundidad.
Esos días, Dennis de seis años, visitaba el Parque Nacional Smokey Mountains junto con su padre, su abuelo y su hermano mayor en lo que se había convertido ya en una tradición familiar del fin de semana del día del padre. Juntos recorrían a pie el sendero que lleva desde Cades Cove hasta Russell Field, donde decidieron acampar para pasar la noche.
A la mañana siguiente continuaron su camino hasta Spence Field, cerca ya del famoso Sendero de los Apalaches, donde tenían planeado pernoctar. En un descanso del camino, Dennis, su hermano y el hijo de otra familia con la que habían coincidido en el viaje se escondieron para dar un susto a los mayores. Su hermano y el otro chico pidieron a Dennis que se ocultara tras otros arbustos pues la camiseta roja que llevaba era muy llamativa y podría estropear la sorpresa. Cuando los otros dos niños saltaron de los arbustos con la consiguiente risa de los que allí estaban, todos se quedaron esperando a que Dennis hiciera su parte, pero al ver que habían pasado ya cinco minutos desde que a las 16:30 su padre le viera meterse tras un arbusto, la preocupación comenzó a cubrir los espíritus de todos. Bill, el padre de Dennis, se puso sin demora a buscar al pequeño, pero tras varias horas de desesperante e infructuoso trabajo, la desaparición fue comunicada al servicio de Rangers del Parque.
Se desplegó entonces un dispositivo de búsqueda jamás visto (y que jamás se volverá a ver debido a razones que conoceremos más adelante) en un parque nacional estadounidense. Pero no contaban con que la complicada meteorología de la zona volviera a hacer de las suyas y es que pocas horas después de la desaparición de Dennis, una fuerte tormenta descargó 7´6 cm de lluvia en cuestión de horas, lo que obviamente limpió los caminos de huellas y causó que los arroyos se salieran de su cauce. Además, las temperaturas en la noche del 14 de junio se desplomaron hasta los 10ºC. Todo se ponía en contra desde el principio.
Aun así, los esfuerzos para encontrar al niño fueron mayúsculos e incluyeron búsquedas separadas de la Guardia Nacional y de los Boinas Verdes del ejército estadounidense. El dispositivo llego a incluir hasta 1.400 personas, cosa que a la larga fue perjudicial pues muchos de ellos eran inexpertos, con muchas ganas de ayudar, pero que pudieron pasar por alto rastros, confundirlos o incluso borrarlos. Claro ejemplo de esto fue cuando se encontraron unas huellas de niño pequeño que conducían a un arroyo, donde desaparecían. En la pisada se apreciaba que uno de los pies iba descalzo y el otro calzaba un zapato Oxford, como el que llevaba Dennis, o una zapatilla de tenis. Las huellas, sin embargo, fueron atribuidas a un boy-scout del grupo de búsqueda y no se investigaron en profundidad. No obstante, y como dice el ex ranger del parque Dwight McCarter, muy probablemente las huellas pertenecían al niño desaparecido pues eran solitarias y no formaban parte de un grupo y ninguno de los boy-scouts participaba en la búsqueda descalzo.
Vehículos como Jeeps y camionetas llevaban a los voluntarios hasta Spence Field, donde estaba el cuartel general que gestionaba el dispositivo. Este trasiego de vehículos tampoco ayudó pues probablemente borró los pocos rastros que pudieran quedar visibles. Según Dwight McCarter “se debería haber mandado a sólo unos pocos rastreadores expertos primero para haber tenido alguna oportunidad”.
El amplio dispositivo de búsqueda contaba incluso con varios helicópteros que pasaban la mayor parte del tiempo en tierra debido a la lluvia y la niebla. En los escasos momentos que tenía para volar, era la impenetrable espesura del bosque la que jugaba en su contra.
Cuando llegó el día 22 de junio, unos 150 kilómetros cuadrados de las Smokey Mountains habían sido ya cubiertos en la búsqueda. Los voluntarios continuaron con su infatigable esfuerzo hasta el día 26 cuando la batida se redujo, hasta ser abandonada el día 29 de ese mes. Oficialmente la búsqueda fue suspendida el 1 de septiembre de 1969. La familia de Dennis, por su parte intentaba llamar la atención de la opinión pública hacia el caso de su hijo llegando a ofrecer 5.000$ de recompensa por cualquier información que ayudara a encontrarlo. Además, tanto Bill, el padre, como Violet, la madre, participaron de manera incansable en la búsqueda de todas las formas posibles.
Poco a poco los ecos de la desaparición de Dennis Lloyd Martin se fueron perdiendo en las profundidades de las Smokey Mountains hasta que años después, concretamente en 1985, se reactivó gracias al testimonio de un buscador de ginseng que confesó haber encontrado unos restos esqueléticos de un niño pequeño cerca de Big Hollow. El hombre había mantenido este hallazgo en secreto durante años pues temía las represalias legales de estar recolectando ginseng de forma ilegal. Esta pista, sin embargo, fue otro fracaso más en la búsqueda de Dennis.
Entre las teorías que se han ido construyendo a lo largo de los años, la más plausible, y que adoptan los oficiales del parque como suya, es que Dennis se perdiera después de esconderse tras los arbustos. Tratando de encontrar de nuevo a su familia siguió el sendero equivocado y siguió andando sin rumbo solo vestido con una camiseta y unos pantalones. Al verse expuesto a los elementos y a las bajas temperaturas, seguramente el niño ni pasó de la primera noche. Debido también a que la zona donde despareció Dennis está marcada por fuertes pendientes y barrancos, es probable que el niño cayera accidentalmente por alguno de ellos. Esta teoría, sin embargo, deja abierta la pregunta de cómo es posible que no se encontrara rastro biológico alguno del pequeño.
Aquella zona, como otras muchas del parque, está habitada por animales salvajes así que ¿pudo ser Dennis atacado por un oso (o más probablemente un cerdo salvaje) y sus restos trasladados a otro lugar?
Por último, aparece de nuevo la opción más inquietante ¿fue Dennis Lloyd Martin secuestrado y sacado del parque?
Los que defienden esta teoría se han agarrado desde siempre al testimonio de Harold Key, un turista que disfrutaba de los senderos del Parque Nacional Smokey Mountains con su familia el mismo día en que Dennis desapareció. Según Harold, él y su familia escucharon un “tremendo y repugnante grito” y poco después vieron a un hombre desaliñado, peludo de aspecto rudo correr por el sendero de donde procedía el grito. Harold afirmó además que el misterioso hombre transportaba “un paño o ropa” en su hombro. Según este testigo, el encuentro se produjo apenas una hora después de que Dennis desapareciera de la vista de su padre y a unos 11 kilómetros del incidente.
Desde el principio, tanto los Rangers del parque como el FBI concluyeron que no había suficientes pruebas para enlazar el encuentro de Harold y su familia con la desaparición del niño principalmente a la distancia entre ambos sucesos. Además, no se conoce la hora exacta del avistamiento y que no hay senderos que comuniquen directamente ambas zonas del parque.
No obstante, si de algo ha servido el caso de Dennis Lloyd Martin ha sido para mejorar las técnicas de búsqueda no solo en las Smokey Mountains si no en otros lugares del planeta. En la actualidad un grupo de búsqueda se considera completo con cien miembros. Este cambio de protocolo hace que muchas desapariciones en el parque sean resueltas en las primeras 48 horas. Sin embargo, y como ya hemos visto en este dosier especial siempre hay un resquicio para aquellos de alta extrañeza que tanto nos fascinan.
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